miércoles, 4 de mayo de 2016

Un día en la vida de Iulia. Natividad Arias.

Lee el cuento que ha escrito Nati y busca el significado de las palabras en negrita:
“Un grupo de arqueólogos de la Universidad de Fons, ha hallado una domus1 romana del
siglo I d.C. En una de las habitaciones se ha encontrado lo que parece ser el diario de una
joven romana, cuya lectura está aportando importante información sobre acontecimientos
acaecidos en el verano del año 79, siendo emperador Tito. Hasta donde han podido leer,
parece ser que...”


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...
Roma, 23 de agosto de 79.

¡Ave, Iulia Camilina!

Nuestra protagonista es una joven patricia romana,que tiene doce años repartidos en una figura alta y despeinada a la que cuesta levantar por las mañanas. Su apellido proviene del nombre de su padre, Camilo; así todo el mundo sabe a qué familia pertenece. Hace tiempo que dejó de asistir a la escuela primaria, y su instructor privado, un profesor heleno que la aburre con estudios de literatura griega y latina y algo de matemáticas, hoy no vendrá a casa: es fiesta y toda Roma se prepara para celebrar la Vulcanalia, en honor al dios Vulcano. El día empezará entre luces de velas y antorchas, las hogueras en honor al dios del fuego, las herramientas y la forja, iluminarán la ciudad y los cabeza de familia arrojarán dentro pequeños peces cogidos en el río Tíber. Su padre le contó que el primer emperador, Augusto, dividió la ciudad en siete regiones y éstas en barrios a cargo de un jefe de vigiles, que tenían, entre otras funciones, apagar los incendios que se producían en su territorio.

La domus de Iulia está en el Palatino, una de las siete colinas que rodean la capital del Imperio, Roma. Desde allí puede ver cómo se extiende la ciudad bajos sus pies... El foro y el anfiteatro casi terminado que inaugurará en este año el emperador Tito; las calles principales de la ciudad, el Cardus y el Decumanus Maximus; el inmenso edificio de las Termas Alejandrinas, que mandó construir el emperador Nerón... Lo que más le gusta de su casa es el atrium los días soleados en los que su madre no le pide que la acompañe en sus labores en la casa. Su cubiculum es muy acogedor y caliente, pues está cerca de la culina, donde se escucha a una esclava lavar la vajilla, y, de vez en cuando, ladrar a su perro “Furioso” pidiendo las sobras. Cuando su padre lo trajo a casa, parecía un pequeño ratón asustado. No ha crecido mucho desde entonces, y da más risa que miedo, pero papá ordenó instalar en la puerta de la casa un mosaico avisando: Cave canem (¡Cuidado con el perro!) ¡Casi se cae de su silla en el triclinium de la risa que le dio!

Bueno, antes de desayunar, debe asearse, que es día importante y va a acompañar a sus padres hasta el foro. Su madre ya le ha dejado a su esclava britana las ropas que debe lucir ese día, junto a sus sandalias nuevas, y un juego de horquillas para arreglarle el pelo. El vestido, de color azul, le recuerda un texto clásico que le mandó leer su profesor, sobre una prenda como la suya:

“Mirad este azul cielo sin nubes, en el que el
cálido viento del sur no amenaza con lluvia. (..)
Este color imita las olas del mar y de ellas
recibe su nombre, y creo que las ninfas marinas
se visten con él.”

Iulia no tiene prisa por lucir sobre este vestido la stola, esa prenda que usa su madre sobre el vestido, como mujer casada, elemento de distinción y pudor, símbolo de matrimonio. Aunque no le importaría peinarse como las mujeres más famosas de Roma. La hija del emperador, Julia Flavia, lleva el cabello recogido y los rizos asoman por debajo de su tocado. Iulia rebusca entre sus objetos de tocador...un peine y horquillas, un lazo.... y le pide a Britana, su esclava, que le arregle el pelo como a la hija de Tito. Pero no tiene edad para llevar velo, por lo que la mujer sigue las indicaciones dadas por su madre. - ¡Bueno, no quedó tan mal! Piensa mientras se mira al espejo de su tocador, completamente desordenado... ¡Qué hambre! Toca desayunar. Su padre siempre desayuna algo de pan mojado en vino, mientras le dicta órdenes a su secretario. Es una persona importante, que asiste a las reuniones del Senado, portado en una litera por cuatro esclavos y pasa allí todo el día, algunas veces hasta la puesta de sol. Pero como hoy es fiesta, no habrá reunión, así que estará casi toda la jornada con la familia. Por la tarde acudirá a las termas; le gusta relajarse en los baños, hacer algo de ejercicio y después recibir un masaje. Y, una vez oscurezca, el gran acontecimiento, la cena, que hoy será especial por ser festivo.

En fin, aseada, peinada y desayunada, busca por toda la casa a su madre. Está muy , guapa con su túnica nueva. Se ha puesto encima una estola con muchos pliegues y sobre ella, que hoy es fiesta, la palla, con la que también se cubre la cabeza. Está conversando con su liberta, Camila, que permanece en casa por deseo propio, aunque su madre le ha dado la libertad hace ya más de dos años. Mira a Iulia aprobando su arreglo y le pide que pregunte a su padre si están listas las literas para trasladarse al foro. El centro de la inmensa ciudad de Roma arde en honor a Vulcano. Se han adornado los arcos triunfales antiguos y el de Tito, recién construido tras su victoria en Judea, reluce. En sus relieves, se puede ver a los soldados con el botín que consiguieron tras la conquista de Jerusalén. Tan importante ha sido esta conquista que en el arco se puede leer la dedicatoria del “Senado y el pueblo de Roma al divino emperador Tito, hijo del también divino emperador Vespasiano.

A papá, Iulio Camilo Severo, le cae bien este emperador. El otro día, tras despachar sus asuntos en el tablinum, le enseñó algunas monedas que estaba guardando para cuando ella fuera mayor.

Mira, Iulia –le dijo-, con las monedas puedes hacer otras cosas, aparte de comprarte ungüentos y sandalias. En el anverso, se suele representar el busto del emperador, de perfil, y alrededor, se escribe su nombre y sus títulos, con lo que puedes aprender algo de historia y conocer a los emperadores que ya no están. Y en el reverso, acuñan sus logros y conquistas más importantes. Éstas son todas de Tito...
Eran todas muy bonitas, y de diferentes metales. Pero la que más le gustó fue una que nadie tenía todavía, pues las repartirá el emperador cuando inaugurara el anfiteatro, que ésta representado en el reverso.

Al llegar al foro, Iulia no puede dejar de pensar en la próxima inauguración del anfiteatro. Lo empezó Vespasiano, el padre del emperador, y ya está acabado, listo para días y días de fiesta y entretenimiento. No le gusta ir al teatro, las obras griegas se le hacen eternas, aunque su padre sí que la lleva algunas veces al circo, a ver cómo se enfrentan los aurigas en las carreras de cuadrigas. Hace poco estuvo en allí, y la spina estaba muy adornada, para celebrar el regreso triunfal de Tito. Tanto le gustó a Iulia, que su padre ordenó un mosaico con el nombre del vencedor (nicha), Marcianus, y su caballo más importante, Inluminator. Así
nunca olvidará ese día.

El día va pasando muy deprisa, y pronto habrá que volver a casa. Mamá quiere supervisar cómo van los preparativos de la cena, pues hoy tienen invitados y todo tiene que estar en su punto. Le ha dicho que pondrá la vajilla de plata, pero como parte de ella está en su villa de Boscoreale, cerca de Nápoles, completará la mesa con la vajilla roja. Como es de cerámica, es muy frágil, pero tiene bonitos dibujos que le gusta interpretar. De nuevo en la litera, y de vuelta al Palatino.

Papá se ha quedado en las termas; hará algo de deporte, se bañará, charlará con los amigos y, vestido con túnica limpia, volverá a casa para la cena.
A nuestra protagonista no le gusta demasiado la salsa más famosa de Roma, el garum, aunque su madre se Pero cuando se queja, papá siempre le recuerda la frase de Cicerón: “El hambre es el condimento de la comida, la sed de la bebida”

Las mesas quedan pronto preparadas, en el centro del salón, y los asientos para recostarse se colocan alrededor. Le está entrando hambre al ver tantas cosas ricas sobre la mesa: dátiles con miel, medusa rellena de erizo de mar, avestruz estofada, vino caliente con especias...


 Como estará oscureciendo, habrá que encender antorchas y lucernas, aunque toda Roma parece una gran antorcha, con los fuegos de la Vulcanalia. En fin, ha sido un día largo y se tendrá que ir pronto a dormir,  porque mañana empezarán los preparativos para ir a la villa y tiene muchas ganas de ver a mi amiga Helena, que vive en una bonita casa en Pompeya. Quizá hagan una excursión a la ladera del monte Vesubio... las viñas plantadas allí dan unas uvas muy ricas...

 ¡Salve! (¡Hasta luego!)

“Según los arqueólogos, las siguientes páginas parecen casi un jeroglífico, pues la joven Iulia escribió apresuradamente...

¡Habían llegado noticias terribles de Pompeya! ¡El Vesubio había despertado y lavas y cenizas habían sepultado la ciudad, junto a Herculano y la villa de Estabia! Su bonita villa de Boscoreales también... El historiador Plinio había fallecido cuando intentaba llegar a la costa con su barco para ayudar a los pompeyanos...
Seguiremos informando sobre este asombro descubrimiento que nos permite conocer de primera mano los acontecimientos de aquel día 24 de agosto del año 79.”

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