FIN DE LA EDAD MEDIA E INICIO DE LA EDAD MODERNA
La crisis económica de finales de la Edad Media supuso la
pérdida de poder por parte de los señores feudales y el ascenso de las
monarquías.
Los reyes pasan de ser figuras menores en el espacio
político, económico y militar a ser el centro de poder: reciben los impuestos,
organizan sus cortes con funcionarios, deciden en cuestiones legales y atraen a
los nobles quienes así se convierten en cortesanos, es decir, esperan recibir
títulos y dinero de manos del rey.
En Castilla, la Edad Media termina con el rey Enrique IV de
Castilla y la Edad Moderna empieza con su hermana Isabel: Enrique IV es un rey débil sobre el
que se imponen los nobles. Su hija Juana no llega a reinar porque se atribuye
su paternidad a un noble amigo del rey, don Beltrán de la Cueva, y su hermana
Isabel es nombrada sucesora del rey.
Isabel de Castilla se casó con Fernando de Aragón, heredero
del rey Juan de Aragón. Son los Reyes Católicos. De este modo se produjo la
llamada “unión dinástica” entre la corona de Castilla y la corona de Aragón,
que significa que se unen los monarcas pero los territorios son independientes
y mantienen sus leyes e instituciones.
Esta será la situación durante toda la dinastía que sigue a
los Reyes Católicos hasta el siglo XVIII.
LOS REYES CATOLICOS
Bajo el reinado de los Reyes Católicos la corona alcanza una
gran expansión territorial:
Granada y América en 1492.
Navarra en 1512.
Los reyes Católicos intentaron extender su poder por toda
Europa casando a sus hijos e hijas:
Isabel casada con Manuel de Portugal.
Catalina casada con Arturo y luego con Enrique de
Inglaterra.
Juan con Margarita de Austria.
Juana con Felipe de Austria.
Los reyes también intentaron llevar a cabo una unificación
religiosa: la incorporación de población musulmana a partir de 1492 con la toma de Granada
inicialmente estuvo acompañada de la tolerancia a las prácticas religiosas y
culturales islámicas, pero progresivamente tanto los reyes católicos como sus
sucesores fueron cerrándose. En relación a la población judía, se les ofreció
la posibilidad de convertirse o de marcharse, lo cual provocó la salida de un
número importante de judíos de España a otros lugares del mundo: norte de
África, Turquía, dando lugar a los judíos sefardíes, una comunidad que aún hoy
mantiene una forma de castellano antiguo.
Con los reyes Católicos se establece una de las
instituciones más llamativas de la historia española, la Inquisición.
La inquisición era un tribunal religioso que ya existía en
Europa en la Edad Media, responsable de quema de brujas y de herejes; pero los reyes Católicos le atribuyeron
funciones distintas y una colaboración activa con el poder político, llegando a
tener la potestad de controlar las fronteras.
En estos años empieza a desarrollarse el concepto de
limpieza de sangre, muy extendido en España: tener un origen exclusivamente
cristiano era decisivo para ocupar puestos públicos en ayuntamientos y en la
corte. Cualquiera que no pudiese demostrar una “sangre limpia de moros o
judíos”, aunque estos se hubiesen convertido sinceramente, podía ser excluido
del acceso a puestos de poder.
El descubrimiento y conquista de América significó la entrada
de oro y plata en grandes cantidades, lo que aunque significó riqueza, también
supuso el empobrecimiento de la población puesto que los productos básicos se
hicieron más caros. Asimismo, condujo a la destrucción de la industria
castellana, que había sido muy activa en la Edad Media. Esto explica la aparición de figuras
literarias como el Lazarillo de Tormes y la picaresca posterior.
CARLOS I
Iniciador de la dinastía Habsburgo.
Hijo de Juana la Loca y de Felipe el Hermoso.
La reina Juana heredó la corona de su madre, Isabel de
Castilla. Sin embargo fue apartada del poder sucesivamente por su marido, Felipe
el Hermoso; por su padre, Fernando de Aragón, a la muerte de Felipe el Hermoso; y
de su hijo, Carlos. Se atribuye a motivos de salud mental, aunque haya
historiadores que crean que era el afán de poder de los miembros masculinos de
su familia el elemento decisivo.
Carlos I se educó en Flandes, alejado de sus padres, y no
sabía castellano al llegar a reinar en Castilla y Aragón. Rodeado de nobles
flamencos (de Flandes), repartió entre ellos cargos y beneficios económicos, lo
cual supuso el apartamiento del poder de los nobles y burgueses autóctonos y el
resentimiento de estos.
La oposición a sus medidas derivó en la llamada Rebelión de
las Comunidades, en la que los castellanos pedían que los cargos quedasen en
manos castellanas, que el rey aprendiese castellano y casase pronto,
estableciendo su corte en Castilla. Las Comunidades fueron derrotadas y sus
líderes condenados a muerte, sin embargo el rey aprendió castellano y se casó
con su prima Isabel de Portugal.
Antes de esto había marchado a Alemania para ser nombrado
emperador, con lo que sumaba el título de emperador del Sacro Imperio Romano al
de rey de Castilla, Aragón, Navarra etc, además de sumar posesiones en los
Países Bajos y distintos puntos de Francia.
El nombramiento de Carlos I como emperador trajo consigo constantes
guerras y batallas, en las que el rey contaba con el dinero castellano y el oro
americano, endeudando al país en pos de la gloria: se enfrentó con los
franceses (el rey Francisco I fue su gran oponente); los luteranos que
aparecieron en Alemania y ponían en peligro la unidad religiosa católica; el
papado que quería alejarse del poder del imperio; los turcos que se extendías
por el Mediterráneo y atacaban las costas valencianas en busca de esclavos y
botín (los piratas berberiscos).
Abdicó y cedió las coronas de España a su hijo Felipe II en
tanto que el imperio quedó definitivamente en manos de su hermano Fernando y su
familia, y se retiró al monasterio de Yuste (actualmente Extremadura) en 1556.
FELIPE II (1556-1598)
El hijo de Carlos I, a diferencia de su padre que era un rey
y emperador con una actividad internacional incesante y que raras veces
descansaba en España, hizo su corte estable en Madrid, y desde allí controlaba
personalmente todos los asuntos de una corona con reinos extendidos por los
puntos más diversos del planeta. Es el
momento en que “en el imperio español no se pone el sol”, desde las Filipinas,
pasando por América, amplios territorios en Europa.
Al ser hijo de una
princesa portuguesa, al terminar la línea familiar de la corona de este país
Felipe II se convirtió en rey de Portugal, sumando los territorios europeos y
coloniales de este país a los ya extensos heredados de su padre. Portugal fue
parte de la corona hispánica hasta 1640.
Estuvo
casado en 4 ocasiones: con una princesa portuguesa, con la reina María Tudor de
Inglaterra, con una princesa francesa, con una princesa alemana.
Al casarse con María
Tudor de Inglaterra, se casó con su tía, y fue un matrimonio forzado por su
padre por intereses dinásticos y hacerse con el reino de Inglaterra. Al no
lograr descendencia y morir María, propuso matrimonio a la hermanastra de esta,
Isabel Tudor, pero la reina de Inglaterra rechazó todas las propuestas que se
le hicieron.
La ambición de Felipe II de controlar las islas Británicas
condujo al intento de invasión de Inglaterra con la llamada Armada Invencible,
que fracasó debido a las tormentas que impidieron que los barcos de
Flandes (Países Bajos) se uniesen a la empresa.
Durante los reinados de Carlos I y de Felipe II se extendió
una versión del cristianismo diferente de la imperante en Europa en la Edad
Media, llamada Protestantismo. Para los reyes Habsburgo la defensa del
cristianismo católico era una cuestión política y no sólo religiosa, por lo que entraron
en distintas guerras para terminar con ella. Sin embargo la expansión del
protestantismo en Alemania (parte del imperio germánico de los Habsburgo) y los
Países Bajos (territorio originario de esta familia) supone un desafío al que
intentaron hacer frente y que desembocó en duras y cruentas guerras.
FELIPE III (1598-1621)
Felipe II fue sucedido en el trono por su hijo Felipe III.
Era un rey débil de carácter y sin un gran afán por gobernar personalmente, lo
que supuso la aparición de la figura de los validos.
Los validos eran personajes originados en la nobleza, a
veces de los rangos más bajos de esta, y que mediante un acercamiento personal
al monarca se iban haciendo con poder económico y político. Sitúan a sus familiares
en posiciones de poder, les facilitan fuentes de ingresos y toman decisiones
políticas que no siempre están bien fundamentadas.
El reinado de Felipe III es pacífico y alejado de las
guerras y los conflictos internacionales.
Bajo
el reinado de Felipe III se produjo la expulsión de los moriscos, en 1609, que
supuso el paso final por parte de la monarquía hispánica de lograr la unidad
religiosa en el territorio.
Los moriscos eran llamados así por ser descendientes de la
población mora o musulmana de la península. Fueron obligados a convertirse al
catolicismo en el siglo XV tras la toma de Granada, pero en muchos casos la
conversión fue superficial y mantenían prácticas religiosas musulmanas y
costumbres relacionadas con esta religión, como no comer cerdo o cambiarse de
ropa los viernes y no los domingos. Por otro lado, era una comunidad con un
papel muy importante en la actividad agraria en los reinos de Aragón y de
Valencia, por lo barato de su mano de obra.
La expulsión de los moriscos fue una catástrofe económica y
demográfica, particularmente en los reinos de Valencia y de Aragón.
FELIPE IV (1621-1665)
Hijo de Felipe III, tenía mayores capacidades intelectuales
que su padre, pero tampoco tenía gran interés en gobernar personalmente el
reino.
Prefería el teatro o la pintura, a los que era gran
aficionado. Bajo su reinado Diego de Velázquez fue pintor de cámara de la
corte, a él se le deben los mejores retratos de la familia real. El propio rey
dicen que pintó la cruz de Santiago en el pecho del pintor autorretratado en
las Meninas.
El valido más famoso de este reinado es el Conde Duque de
Olivares, un hombre de gran valía política y sentido de servicio a la corona. De origen sevillano, es el responsable de
atraer a un grupo de artistas sevillanos a la corte, entre los que se encontró
Diego de Velázquez.
El reinado de Felipe IV coincide con la decadencia del
imperio hispánico en Europa: la Guerra de los 30 años, de 1618-1648, significó la
pérdida de territorios europeos. Es el momento en que la corona francesa
empieza a dominar el panorama europeo.
CARLOS II (1665-1700)
El hijo enfermizo de Felipe IV marca el final de los
Habsburgo. Su muerte en 1700 supone el inicio de la Guerra de Sucesión
Española, en la que las potencias europeas se disputan el control del imperio
hispánico.
Se le conoce como “El Hechizado” por las pócimas y
sortilegios con los que intentaron mantener su débil salud física. Como rey, en
la medida en que le dejaron gobernar, demostró sensibilidad hacia la realidad
económica de sus territorios con medidas tendentes a limitar gastos excesivos.
En la guerra que se abre al fina del reinado de Carlos II, vence finalmente el candidato francés, Felipe V de Borbón,
iniciador de la dinastía reinante a día de hoy. Se pierden territorios en
Europa, Menorca y Gibraltar.